La Coral de Cámara de Pamplona fue fundada en el año 1946 por el Maestro Morondo y, ya desde sus inicios, se vinculó a los compositores de su tiempo. Esta decisión es vital para entender la importancia de la Coral durante toda su historia.
Como señala Tomás Marco, ensayista y compositor, «la Coral de Cámara de Pamplona no sólo es importantísima en la historia de la música coral de toda España, durante todos los años de su existencia, sino que además es uno de los instrumentos culturales más importantes que tiene Navarra. Yo no sé hasta qué punto incluso los navarros son conscientes de esa importancia, porque realmente la Coral de Cámara ha mantenido la llama de un género que, si no, no hubiera practicado nadie en toda Navarra, como es el coro de cámara».
El nacimiento de la Coral de Cámara de Pamplona viene a cubrir un hueco existente en el mundo musical del Estado español, el de la música coral de cámara.
La música de cámara en Navarra era un género prácticamente inexistente y, mucho más inexistente, la música coral de cámara. Estamos hablando de una época en la práctica habitual coral, especialmente en la Península Ibérica, convergía en los llamados orfeones (Iruña, Donostia, Burgos o Barcelona) y no existían agrupaciones pequeñas de calidad, los conocidos coros de cámara, salvo algunas expresiones populares.
En esta época, los compositores de la llamada Generación de la República (equivalente a la Generación del 27 en literatura), desarrollaban su música de cámara instrumental. Gracias a Fernando Remacha, compositor navarro amigo personal de Luis Morondo, fundador de la Coral, y miembro de esta Generación, la Coral entra en contacto con ellos. Éstos empiezan a escribir para la Coral y amplían su catálogo con música coral de altura en la que desarrollar sus propios lenguajes, ya que de otro modo y salvo contadas excepciones (las vinculadas a los orfeones que necesitan de una creación musical más sencilla), hubiera sido imposible. Fernando Remacha, Salvador Bacarisse, Eduardo Grau, Julián Bautista y Óscar Esplà, motivados ante la posibilidad (real) de que la Coral de Cámara de Pamplona interpretara su música, no dudaron en escribir verdaderas joyas musicales que afortunadamente hoy se cuentan entre el catálogo de la gran música universal. De esta manera se cultivó de manera sólida el “género coral de cámara”.
Desde el mismo momento de su nacimiento, la Coral, motivada por un milagro estético e intelectual, toma conciencia de la importancia de difundir el repertorio de su momento. Es curioso que siempre se toma por “mater et magistra” la música de los siglos pasados, dejando de lado los nuevos lenguajes y estéticas. A eso precisamente se dedicó la Coral desde sus inicios, aunque combinando esta labor con el cultivo de la denominada «gran música» de nuestra cultura occidental, sacra y profana, culta o más popular, navarra o húngara. Y la misión, porque puede y por tanto, debe, es motivar, encargar, interpretar, difundir y más tarde preservar para compartir la música de su tiempo.
Como señala Ramón Barce, «para los compositores españoles, la existencia de la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona es una fortuna inestimable. Porque no es corriente que una coral aborde la música contemporánea, saliéndose con ello del repertorio habitual (y a veces manido). Y esta Agrupación se enfrenta con las obras actuales y obtiene unos resultados admirables».
Años 50 y 60. La coral como motor de la creación coral en la posguerra
Tanto Fernando Remacha como Arturo Dúo Vital encuentran en la Coral de Cámara de Pamplona un instrumento fabuloso que les permite crear y cultivar un nuevo género y desde luego nueva música, desarrollando el lenguaje de un creador, que es la mayor expresión a la que un compositor aspira y que es lo que convierte una obra en patrimonio inmaterial de la humanidad.
La noticia de esta apuesta de la Coral se extiende rápidamente y autores de todo el mundo pueden escribir nueva música y ver su música adaptada, difundida y/o protegida por un coro de calidad. Hablamos de autores navarros, como Remacha, pero también de Euskadi (Aita Donostia, Tomás Garbizu), el resto del Estado (Joaquín Rodrigo , Óscar Esplá), Francia (el exiliado Salvador Bacarisse, Henry Sauguet, Paul Arma, Jean Marie de Canteloube), el resto de Europa (Bartók o Stravinsky) o América (la mayoría exiliados como Julián Bautista , Eduardo Grau, Rodolfo Halffter, Adolfo Salazar o Heitor Villalobos).
Años 70 y 80. Acicate de la Vanguardia Musical
Dice Agustín González Acilu que «quien ha marcado la contemporaneidad en música ha sido la Coral y no la orquesta, cuando eso es imposible. Es imposible que un grupo de voces, con lo que cuesta montar, vaya en vanguardia».
En estos años, nuevos creadores y creadoras entran a formar parte de su dinámica. La mayoría de ellos, músicos de vanguardia, ya están muy vinculados a Navarra debido a los movimientos culturales que agitan la región en los 70. Hablamos de Agustín González Acilu, Tomás Marco, Leonardo Balada, Teresa Catalán, José María Goicoechea o Koldo Pastor.
Años 90 y hasta 2012
Tras la muerte de Luis Morondo y el relevo de José Luis Eslava, que es un claro continuador de las líneas de la entidad, la Coral trata varios intentos de insertarse en las nuevas líneas político-culturales de su entorno. Comienza proyectos ambiciosos alejados de su propia naturaleza y vinculados a las líneas referenciales de la llamada «música antigua». Un paréntesis en esta nueva tendencia fue la época durante la cual Koldo Pastor dirigió a la Agrupación (1998-2001), cuando volvió a impulsarse de manera contundente la nueva creación (Vicente Egea, Carlos Etxeberria, Jesús María Echeverría, etc.)
Desde 2012
Desde la entrada en la Coral de David Gálvez Pintado, la Agrupación ha llevado a cabo una labor de reconstrucción de su idiosincrasia. La relación directa y franca con los autores de su tiempo se convierte de nuevo en el eje de su actividad. De este modo, la Coral vuelve a encargar obra nueva (Koldo Pastor, Tomás Marco, José María Goicoechea, David Gálvez Pintado) y reestrenan obras que llevaban tiempo sin interpretarse, dada su complejidad (José María Goicoechea y Agustín González Acilu).
Además, la Coral ha iniciado una labor de índole musicológica para recuperar todas esas obras que forman parte de su archivo histórico, que es también el de Navarra
Decíamos en el apartado anterior que la Coral en calidad de gran (y prácticamente) única embajadora de Pamplona y Navarra a nivel internacional, no era cuestionada y ello le permitía gozar de cierta capacidad de movimientos. De este modo, desde su primera salida al exterior en el año 1948, la Coral ejerció de correa de transmisión entre los compositores exiliados durante el franquismo. Entre ellos, y especialmente, con los miembros de la Generación de la República, facilitando el trascendente trasvase de ideas estéticas e influencias que dan lugar a obras maestras del género.
La Coral de Cámara de Pamplona ha conseguido recuperar su carácter como uno de los referentes culturales en Navarra y el resto del Estado, apoyándose en el gran prestigio internacional que posee y que sigue recabando. La base de esta reconstrucción se ha asentado sobre la posición internacional de la entidad, siempre como embajadora de nuestra tierra. Desde esta constatación, podemos afirmar que la Coral está viviendo hoy un excelente momento artístico, porque ha alcanzado y mantiene una calidad excepcional y porque sigue cumpliendo los cometidos que se fijaron desde su fundación: ser parte inequívoca y fundamental de la vida cultural navarra, y llevar orgullosamente su representación -con el mejor resultado artístico- a los foros internacionales.
Desde 2013, cuando se inicia el proyecto de recuperación de la identidad y las raíces de la institución, se han afianzado las líneas institucionales siguiendo una estrategia similar al work in progress que volviera situar a la Coral en el panorama artístico nacional e internacional. La evolución es y ha sido constante y, a día de hoy, puede decirse que ha alcanzado la meta institucional que trazaron y por la que hoy trabajan sin descanso, tanto desde el punto de vista de su incidencia socio-cultural, dentro y fuera de nuestras fronteras, como en lo que se refiere a las altas cotas de calidad, que se manifiesta muy especialmente en el reconocimiento internacional que están obteniendo en esta etapa
La Coral es hoy una institución activa y de gran calidad comprometida con la creación coral contemporánea, el patrimonio musical propio y nacional y la innovación de los códigos de la música de cámara como atestigua su aclamada reciente producción acerca de “Atlàntida” de “Manuel de Falla” o el reciento estreno absoluto de «Millia on the road» de la compositora Yolanda Campos. En los últimos años ha estado presente en prestigiosos festivales y auditorios nacionales e internacionales y en ciclos y temporadas del Auditorio Nacional, la Fundación Baluarte, de la Fundación Juan March, Museo Universidad de Navarra MUN, la Quincena Musical de San Sebastián y de la Orquesta Sinfónica de Navarra, entre otros. Ha actuado junto a artistas de la talla de Cappella Mediterránea, Ensemble La Chimera, María Bayo, Nuria Rial, Raquel Andueza, Simon Carrington o Mark Padmore.
Entre los numerosos premios recibidos destacan, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Encomienda de la Orden del Mérito Civil y el Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2018. La Coral mantiene su responsabilidad hacia el importante patrimonio musical propio y la música de nueva creación combinando el repertorio coral de vanguardia o clásico y las obras de gran repertorio con otras propuestas de gran innovación y creatividad. En el año 2021 la entidad ha celebrado el 75º Aniversario de su fundación, por Luis Morondo.
La Coral trabaja en alianza con entidades y personalidades relevantes como son: el Museo Universidad de Navarra, el Archivo Real y General de Navarra, el Museo de Navarra, la Universidad Pública de Navarra, el Gobierno de Navarra , la Fundación Juan Marcha, el Ayuntamiento de Pamplona, el Archivo Manuel de Falla, la Orquesta Sinfónica de Navarra, la compositora Teresa Catalán, los compositores Tomás Marco y Koldo Pastor, el director de escena Tomás Muñoz etc.
En el año 2018 La Coral recibe el premio internacional Príncipe de Viana de la Cultura 2018, máximo galardón con el que el Gobierno de Navarra reconoce la tarea llevada a cabo por personas grupos o instituciones en cualquiera de los ámbitos de la cultura bien sea mediante el ejercicio de la creación el estudio o la investigación bien mediante su promoción y fomento.
Un premio anual específico para el dominio de la cultura, destinado a distinguir trayectorias personales o colectivas y que sea al mismo tiempo muestra de reconocimiento hacia los premiados y manifestación simbólica de la importancia que las instituciones conceden a la cultura en la construcción y el desarrollo de las sociedades.